miércoles, 31 de diciembre de 2008

Año nuevo

Y cada año se hace más viejo

Ya se termina el año y casi todos andan como locos. Gastan la paga de un mes en una semana. Que la cena, que el vestido que mejor ándate a … freír monos al África. Y eso no es todo, también existen unos rituales, a los que aparentemente llamamos “cábalas”. De eso les voy a hablar. Y es que yo no acabo de comprender eso, que andar con toda la ropa el revés te va a dar buena suerte. Mentira! Para mí que ha sido más o menos así… Había una vez, 2 personas que estaban en las vísperas del año nuevo y uno le dice al otro: - Oye, te has puesto toda la ropa al revés.- A lo que el otro, urgido, le contesta: - No, si es para que dé buena suerte.- No tiene sentido. Ahora, para los desesperados llegó la nueva de usar ropa interior amarilla. A que ya se pueden imaginar la historia del porque es amarilla, eh? Cochinotes. Y así muchas otras, que comer lentejas, me imagino que debe ser para tener todo destapado el próximo año; si no que otro fin tienen? Pero deben haber otras cosas que se hacen en año nuevo, aparte de esos rituales místicos, haber, sigo pensando pero no. Un típico año nuevo es juntarse con gente, beber champaña (Me gusta decirle así) y ver los fuegos artificiales. Eso es el año nuevo. Tratas de comenzar de nuevo y haces contratos contigo mismo, tales como: Desde este año, voy a estudiar desde el primer día. Nunca, por favor; ésa ni tu mamá te la cree. Y hay muchas clases de personalidades en ésa fiesta. Está la típica tía media gordita que está preocupada de sevir la cena y que abraza a todos. También hay personajes como el aguafistas, que siempre está deprimido y tu piensas: -¿Para que mierda está aquí?- ; el “buen” amigo/a, ésa persona que sabes que tu le gustas y que intenta a toda costa en toda la fiesta que ustedes sean más que amigos. Me explico, estás en la fiesta de lo más bien pasándola memorable y éste se pone a tu lado y empieza: -Sabes, tu tía dice que tú y yo hacemos una bonita pareja. Jaja, pero que loca está. Oye, ¿Por qué no vamos a bailar? Y se te tira encima. Ésa es la opción uno, porque la opción 2 es exactamente lo mismo sólo que tienes que sumarle el que ya esté pasado de copas, y eso si que es un desastre porque se vuelve una babosa. Desde que llegas y te ve hasta que ya te quedas pensando: Valla, pero qué desesperado está y acabas queriendo estar en otro lugar. Pero el año nuevo es para disfrutarlo, encontrarse con ésas personas que preferirías no haber visto, pero que igual saludas cínicamente, y sobre todo para que al otro día seas amigo de todos y no te acuerdes de donde coño conociste a la persona que te está llamando de hace 3 horas.

lunes, 29 de diciembre de 2008

Invitados

Y quién coño los invitó?

Seres que vienen del lugar más recóndito del mundo para llegar hasta tu casa. ¿Pero por qué? Seguramente encontrarán que es divertido venir a tu casa e incomodarte. Y es que quién no ha tenido una visita molestosa, que se valla a la mierda porque es un mentiroso o bien, un apartado social que no tiene familiares ni amigos, ¿no? Volviendo al tema de las visitas y su función, –Que empieza desde que llegan y pisan suelo- quejarse del viaje. ¿Entonces para que vienen? No, eso no tiene nombre. Todo va marchando aparentemente bien, hasta que empiezan con esos pequeños detalles que nos molestan tanto. Que usan tu cepillo de pelo, tu ropa, todo. Hasta uno tiene que cederles la cama. ¿Por qué será que algunas casas tienen “Cuarto de visita”? Porque nadie tiene tanta paciencia para soportarlos. Pero ellos no se conforman con eso, no. Ellos piden más. Que, amablemente, les sirves el desayuno y ellos dicen “En mi casa no se hace así. No lo quiero.” – Y yo no te quiero a ti aquí, por fin estamos de acuerdo en algo, piensa uno- Pero claro, si es lo más normal del mundo. Después, justo esa semana, como nunca antes te invitan a un carrete espectacular y salidas a todas partes; tu vas todo emocionado y le dices a tu mamá: ¿puedo salir? -No, hay visitas. Te quedas con ellos.- ¿Y cuál es la entretención de las visitas? Jugar los juegos de mesa, ésos que están guardados en lo más atrás del closet porque son los más fomes que hay, de hecho, están con el plástico porque nunca los has jugado y sálta la visita, apuntando: Ése te lo he regalado yo! Finalmente hay que agradecerles, porque ésas personas son las que te hacen las críticas constructivas, como “La pintura de tu casa se está cayendo, todavía no sacas los adornos de navidad”; son los que, cuando te avisan que van a llegar, te hacen limpiar toda, pero absolutamente toda tu casa, hasta te hacen aspirar debajo de la cama y dices: “Bah, no me acordaba de que tenía este par de zapatillas”; son los que hacen tiritar tu refrigerador cuando llegan. ¿Pero por qué hay que agradecerles por eso? Porque te hacen bajar de peso, ellos se comen las porquerías que tú compras. Por eso y muchas otras cosas más, los quiero, los quiero pero a 350 kilómetros de mi casa.

sábado, 27 de diciembre de 2008

Primera vez

¿Por qué así?

A que ya con el sólo título ya creíste que este era un blog de otro tipo. Pero no. Primeras veces hay de todo y casi siempre son mal recordadas. Cuando andas en bicicleta por primera vez, te caes; cuando vas al colegio por primera vez, siempre te pasa algo vergonzoso; cuando comes alcachofas por primera vez, te comes la hoja entera. Y así sucesivamente. Y siempre, o casi siempre son recordadas con una cierta clase de romanticismo, que yo no comprendo. ¿Por qué caerse de la bicicleta es bueno?; ¿Que te hallas caído apenas entraste a la sala es lindo? Pero sí, tienen razón; son memorables. Memorables porque ya pasaron. La segunda vez que te vas a subir a ella, a la bici, la miras y dices para ti: " Ajá, este no me la haces 2 veces, no." ¿Por qué? Porque recuerdas ese momento incómodo que ya pasó. Aún así me queda una duda, ¿Por qué con romanticismo?, con gracia, pero con nostalgia no, por favor.Para mi que al final del día está el cerebro, que ha sufrido todos los golpes y malas experiencias y dice: Ha, gilipollas. - Y borra todos tus golpes y penas; haciendo que ésa primera vez sea linda, hermosa. Al final de cuentas, ¿No son aquellas primeras veces torpes, nerviosas, con momentos de descoordinación; las que recordamos más?